La vivencia de los cambios en las familias reconstituidas
Si tú o tu pareja tenéis hijas e hijos de relaciones anteriores, es importante que tengáis en cuenta que su posición no es la misma que la vuestra y que, por tanto, no viven de igual modo la situación.
Sois las personas adultas y no las y los menores quienes habéis decidido separaros y formar una nueva pareja. Probablemente os hayáis tomado vuestro tiempo antes de decidir romper. Y seguramente habéis esperado a conocer mejor a vuestra nueva pareja antes de consolidar la relación con ella. Habéis experimentado estos cambios y transiciones de forma gradual.Sin embargo, las hijas y los hijos no tienen el mismo tiempo para adaptarse a la nueva situación: ni la han decidido, ni suelen llegar a ella de forma gradual.
A veces, se les hace vivir muchos cambios en muy poco tiempo. No solo se espera que acepten a las nuevas parejas de sus progenitores sin apenas conocerlas, sino que en ocasiones también tienen que convivir con hermanastras y hermanastros y con nuevos hermanos y hermanas, rehacer la relación con alguno de los progenitores, experimentar cambios de casa, etc.
Estos cambios no tienen por qué ser negativos, pero es importante que os preguntéis si les estáis ayudando a vivirlos.
La vivencia de los cambios es muy distinta para los hijos e hijas
La vivencia de vuestros hijos e hijas es muy distinta a la de sus progenitores. Tras la ruptura, los progenitores “sustituís” a la pareja por otra, no así ellos y ellas, que mantienen para siempre a su madre y a su padre.
La evolución de la familia reconstituida, desde el punto de vista de las y los menores, se puede representar esquemáticamente de la siguiente manera:
Si te das cuenta, allí donde la madre o padre sustituye un nudo afectivo (♥) por otro (♥ roto), en cambio los hijos e hijas se encuentran con que a su alrededor el nudo afectivo de sus progenitores da lugar a dos nudos afectivos nuevos con sus respectivas nuevas parejas.
Y aparece un nuevo tipo de vínculo que podríamos denominar “rótula” o “puzzle”, y es el hecho de que hijas e hijos se convierten en la pieza de unión entre sus progenitores que, de no ser por ellos, perderían del todo su vínculo.
¿Estás teniendo en cuenta estos tiempos y procesos?