La familia reconstituida: un nuevo modelo con nuevas reglas
En el modelo culturalmente aprendido en nuestra sociedad, el núcleo familiar se constituye tras un noviazgo y a él se va incorporando lentamente la descendencia por un proceso biológico. La consanguineidad y la convivencia son, según dicho modelo, rasgos definitorios de la familia.
Las familias reconstituidas, cada vez más presentes en nuestro país, no siguen este patrón, sino que se caracterizan por la rápida incorporación de nuevos miembros a partir del establecimiento de nuevas relaciones afectivas de los progenitores. Éstos ya no viven juntos, cada uno está en un hogar diferente, y alguno de ellos, o ambos, tiene una nueva pareja y quizás nuevos hijos o hijas.
Es bastante frecuente que quienes llevan a cabo una reconstitución familiar lo hagan desde el referente de la familia nuclear y pretendan reproducir nuevamente sus reglas de funcionamiento. Sin embargo, la reconstitución familiar no es una mera sustitución de un hogar por otro, sino que se produce una importante transformación. Cuando hay hijos o hijas de relaciones anteriores, la familia se parece más a una red o constelación de hogares que al hogar nuclear.
La coexistencia de dos hogares dentro de la estructura familiar hace que el funcionamiento de la familia no dependa únicamente de la dinámica del hogar propio, sino también de la forma en que se definan las relaciones con el otro hogar. El deseo de reproducir el modelo de la familia nuclear, motivado por el peso que este sigue teniendo en el imaginario colectivo, puede llevar a ignorar este hecho. Es muy importante que tanto los progenitores como sus nuevas parejas sean conscientes de los cambios que la reconstitución familiar conlleva, tanto en la estructura de la familia como en sus reglas de funcionamiento.
La gran diferencia que merece la pena subrayar es que, en la familia tradicional, el funcionamiento es fruto de un lento proceso de convivencia que, además, suele apoyarse en el ejemplo de los familiares que nos rodean, que suelen pertenecer también a familias tradicionales.
En cambio, el funcionamiento de la familia reconstituida responde a un ajuste más rápido entre sus miembros, que no suelen tener modelos cercanos de los que servirse para ir regulando la convivencia.
Dicho de otra manera, si yo soy varón y acabo de tener una hija, tengo mucho tiempo para ajustar mi rol de padre y me puedo inspirar en mi propio padre, pero si diez años después me separo y me voy a vivir con mi nueva compañera y su hijo, de repente me encuentro en una situación nueva para mí y no sé muy bien cuál es mi papel con mi hijastro. Además, las palabras “padrastro” e “hijastro” no ayudan mucho, debido a su connotación negativa, quedando pendiente que los hablantes encuentren expresiones más adecuadas a partir del uso cotidiano de la lengua.
Así, estas son las principales ideas que definen «Qué es y cómo funciona una familia reconstituida»:
Fuente: «Guía de Familias Reconstituidas», editada por UNAF